martes, 5 de junio de 2007




En las condiciones edáficas extremas indicadas, el efecto del clima es menos señalado, y no parece necesario hacer un resumen especial de tales factores, excepto mencionar que la formación de manglar ocupa una dilatada zona de distribución. Aunque los efectos climáticos no son pronunciados, Stehlé (1945 - 46) observa que las intensas lluvias invernales, igual que ocurre en el Caribe, pueden disipar la salinidad del limo salobre, que es el preferido de los manglares halófilos, influyendo así sobre su distribución, a la vez que los vientos, al arrastrar las arenas de médanos cercanos, pueden contribuir al relleno del pantano, influyendo con esto sobre la composición y desarrollo. Por otra parte, las condiciones de habitación, en lo que se refiere a estación y a las resultantes condiciones edáficas e hidrológicas, influyen sensiblemente sobre la composición, sucesión y ordenación silvícola. En realidad, uno de los caracteres más notables del habitat típico de manglar es que, en todo lugar, el nivel del suelo no sólo va elevándose gradualmente, sino que al mismo tiempo se aleja cada vez más de la orilla a medida que la costa penetra en el mar como resultado de la continua deposición del limo arrastrado por las aguas de los ríos, especialmente en las zonas de elevada precipitación. En consecuencia, se producen cambios en la frecuencia y duración de la inmersión y en el grado de salinidad del agua marina, y en cualquier región que se considere es posible apreciar una amplia variación en estos factores ambientales al alejarse de las orillas limosas de reciente deposición e irse internando en terreno de gradual elevación.


Estos factores son probablemente de importancia mucho mayor que la calidad del suelo por sí misma. En su mayor parte, el suelo, en casi todas las formaciones marginales, contiene una elevada fracción arcillosa, casi siempre compacta, de color azul y con un bajo contenido de materia orgánica. En los depósitos más recientes situados frente al mar, así como en los limos depositados por los ríos en sus propias orillas, el suelo es más friable, de color pardo negruzco, y contiene cierta cantidad de arena y una importante proporción de materias orgánicas. El desarrollo óptimo del tipo de manglar coincide con la existencia de suelos profundos y bien aireados, ricos en materia orgánica y con poca arena. Se observa también un satisfactorio desarrollo cuando el suelo consiste en arcilla compacta cubierta por un horizonte delgado de limo y humus ácido. En las zonas que quedan inundadas por las mareas, el subsuelo consiste en una arcilla cruda azul, mientras que en zonas más áridas el subsuelo suele ser arenoso. Esta misma descripción sirve aproximadamente para casi todos los manglares de las zonas oriental y occidental.


FACTORES BIOECOLOGICOS



Los factores propios de la habitación para cada lugar peculiar y especial tienen también un señalado efecto sobre los caracteres bioecológicos. En su mayor parte, los manglares están compuestos por arbustos y árboles que forman una característica masa densa siempre verde de aspecto impenetrable y poca altura (desde uno hasta 30 o más metros). En cuanto a su fisonomía y relaciones ecológicas, las formaciones de la zona oriental y occidental son fundamentalmente semejantes. Por ejemplo, las especies típicas poseen caracteres fisiológicos especiales y una adaptación estructural para soportar las inundaciones periódicas, la salinidad del agua y la consiguiente «aridez fisiológica»; las especies de Rhizophora poseen raíces zanco y las de Bruguiera y Heritiera raíces con excrecencias cónicas, mientras que las de Sonneratia, Carapa, Avicennia y Armora echan neumatóforos puntiagudos semejantes a los turiones de espárrago. Las especies típicas se caracterizan también por una tendencia general hacia la viviparidad. Casi todas poseen frutos o semillas grandes y flotantes y hojas gruesas, coriáceas, de color verde oscuro y con estructura xerofítica. Como Richards (1952) hace observar, los manglares constituyen probablemente el ejemplo más notable de plantas con señaladas analogías que se desarrollan en ambientes parecidos, pero muy alejados entre sí.


Ecológicamente, los manglares representan una fase de transición bastante abrupta entre el entorno marino y de agua dulce. Por lo tanto, sólo aquellas especies de flora y fauna con una amplia tolerancia fisiológica pueden sobrevivir en este medio. Ninguna otra asociación de plantas leñosas y pastos echa raíces o se desarrolla para formar un bosque en la zona de intermareas de ninguna parte del mundo. Pese a las estrictas condiciones del ambiente, los ecosistemas de manglares sustentan una amplia gama de diversidad biológica animal y vegetal. En cuanto a la biodiversidad animal, los ecosistemas de manglares sirven de hábitat a muchas especies de aves, mamíferos, reptiles, peces, moluscos y crustáceos, además de una gran diversidad de especies de microorganismos hasta ahora desconocidos. Si bien es rara la existencia de fauna endémica de los manglares, algunas especies dependen en alto grado de estos ecosistemas.

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